Luego en mi ropa, tal vez en la tuya.
Bajo la mesa o al costado de nuestra cama,
o donde esté aún tu olor.
Y aquí te esperamos, a veces con más paciencia que otras ocasiones,
como si nos conociéramos de toda la vida,
como si tuviéramos un acuerdo mutuo, un plan secreto.
Y la unión de nuestros mundos eres tú...
...y vuelvo a recordar lo que eres para mi.