martes, 18 de diciembre de 2012

Decisiones

Las cosas pasan por algo, dicen.
Agradezco a Dios, dicen.
Agradezco al Destino, dicen.

Y nadie cree en sí mismo.

Tengo una consciencia, tengo una inconsciencia también
y ambos deciden.
Yo decido.
Lo sé y a veces no,
pero termino aceptando porque decidí lo mejor para mi.
Bienvenido sea el sentimiento y la emoción,
a veces sonriente, a veces llorando, otras rabiando.

Soy un pecador para algunos,
soy un lujurioso en búsqueda de mi verdad,
emancipaciones efímeras,
sensaciones de único origen personal,
íntimo y sensual,
como el perturbador sonido de
mi grito interior.

Gritos...

Decisión.

Decido creer que decido,
creo en decisiones que creo,
creo posibilidades,
posibilito creencias,
si existe la libertad
es porque existe la esclavitud,
si no existiera ninguna
viviríamos para nosotros mismos,
el uno por el otro,
el uno por uno mismo.

Orgasmo ruidoso.
Disonancias.
3 tonos de diferencia,
a viva voz la tensión me acelera el corazón,
se humedecen las sábanas de Satán,
el guardián de la libertad,
mientras el cuervo picotea el himen
de la esclavitud, con su cruz vaticana de oro
y la crueldad de la santísima trinidad.

Oh Dios, no.
Oh mi Dios, mucho menos.
Notas graves, notas graves,
registros bajos y gritos agudos,
erecciones astrales,
eyaculaciones imaginarias,
dentro o fuera del cuerpo
vestido o casi desvestido,
rozando prendas que inhabilitan el espíritu,
soñando sin dormir,
lamiendo el alma
y escuchándola gemir.





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